No es de extrañar que los zurdos, fieles a su estilo, se hayan vuelto a sacar de la manga una nueva polémica para desviar la atención de los verdaderos problemas que aquejan a España. Esta vez, la maniobra es tan burda como peligrosa: han decidido atacar a los turistas madrileños, con el apoyo de algunos medios «progres» y hasta con la complacencia de ciertos sectores que deberían estar protegiendo los intereses de todos los españoles. ¿El objetivo? Esconder la montaña de basura que se acumula a los pies de Pedro Sánchez y su pandilla de corruptos.
Mientras el país se enfrenta a una desaceleración económica evidente, con un empleo que ya da claros síntomas de agotamiento, y la inmigración ilegal nos desborda por las costas como si fueran hordas invasoras, los socialistas y sus cómplices mediáticos han decidido que la mejor manera de tapar estos problemas es inventar una turismofobia selectiva. ¡Y vaya si lo han conseguido! Con términos despectivos como «fodechinchos» han logrado crear una cortina de humo que ha llegado a viralizarse, encendiendo las redes sociales y desviando la atención de la verdadera crisis que estamos viviendo.
Este verano, el clima no les ha dado el arma que esperaban para seguir agitando el fantasma del cambio climático. Lejos de los calores infernales que predicaban, hemos tenido un verano más fresco de lo habitual, con lluvias inesperadas incluso en el Mediterráneo y Andalucía. Sin poder gritar que nos morimos de calor, han tenido que recurrir a otro tipo de escándalo, y la región que más tira del carro en España, Madrid, se ha convertido en su nuevo blanco.
El caso del bar en Mera, Galicia, que decidió cerrar sus puertas para evitar la «prepotencia» de los turistas madrileños, es solo la punta del iceberg. Lo que comenzó como una broma de mal gusto se ha convertido en una excusa perfecta para alimentar el resentimiento regional y generar división entre españoles. ¿Y quién gana con todo esto? Desde luego, no los gallegos, ni los madrileños, ni el turismo español. Los únicos que salen beneficiados son aquellos que necesitan que la opinión pública se distraiga de la corrupción que asfixia al PSOE, los problemas judiciales de la familia de Pedro Sánchez y la inseguridad que se apodera de nuestras calles.
Y lo más triste de todo es que algunos medios de comunicación que se autodenominan conservadores han caído en la trampa. Estos medios, que deberían estar defendiendo los intereses de todos los españoles, se han vendido por un plato de lentejas en forma de publicidad institucional. En lugar de desenmascarar la estrategia de distracción de la izquierda, han preferido hacer eco de esta absurda polémica, sumándose a la campaña de turismofobia contra Madrid.
Mientras tanto, la realidad que se esconde bajo esta cortina de humo es cada vez más aterradora. La inmigración ilegal sigue creciendo sin control, y con ella, la inseguridad en nuestras calles. Cuentas en redes sociales como @apuñalometro o @elapuñalometro, que en otro momento podrían haber sido tomadas como una broma, hoy reflejan una realidad cruda y peligrosa. El número de apuñalamientos y agresiones se ha disparado, y nuestros barrios, antaño seguros, se han convertido en campos de batalla donde la ley del más fuerte parece ser la única que impera.
Y mientras todo esto ocurre, Pedro Sánchez se toma sus interminables vacaciones, sin preocuparse lo más mínimo por la situación del país. Después de todo, sabe que tiene a su disposición una maquinaria de propaganda eficiente y a unos medios cómplices que se encargarán de distraer al pueblo con cualquier cosa, incluso con una absurda turismofobia que no hace más que dividirnos como nación. Ya nos comimos el bulo del culo y otros tantos más. Estamos convencidos que nuestros políticos se piensan que los españoles son idiotas.
Pero los españoles no somos idiotas. No podemos seguir permitiendo que nos tomen el pelo con estas tácticas de distracción. Es hora de mirar más allá de estas polémicas artificiales y centrarnos en lo que realmente importa: la seguridad de nuestras calles, la justicia para los corruptos, y el futuro de un país que no puede seguir siendo rehén de un gobierno que ha demostrado ser incapaz de gestionar nada más allá de sus propios intereses.
La realidad es que la izquierda está desesperada. Saben que la situación económica es insostenible, que la inmigración descontrolada es un problema que se les ha ido de las manos, y que la corrupción que salpica a la familia de Sánchez podría ser su tumba política. Por eso, necesitan desesperadamente desviar la atención. Pero por mucho que lo intenten, no podrán tapar el sol con un dedo. Los españoles no olvidaremos tan fácilmente los escándalos que se acumulan en las filas del PSOE, ni la inseguridad que cada día es más palpable en nuestras calles.
En definitiva, esta nueva polémica inventada por la izquierda no es más que otro intento de esconder sus propios fracasos. Pero por mucho que lo intenten, la realidad siempre sale a la luz. Y cuando lo haga, tendrán que rendir cuentas por todos los males que han traído a nuestro país.
