¿Por qué la izquierda y la extrema izquierda insisten en señalar a Lamine Yamal como inmigrante ilegal? La respuesta es simple: necesitan mantener su discurso ideológico a toda costa, incluso si para ello deben manipular la realidad y ofender a un menor. Lamine Yamal nació legalmente en España, no entró de manera ilegal. Es indignante y ofensivo que se utilice a este joven para sostener argumentaciones tan absurdas y manipuladoras. Los bulos de las izquierdas dan auténtico asco.
¿Por qué ahora, con Nico Williams y Lamine Yamal, estamos viviendo un debate que jamás tuvimos ni con jugadores como Engonga, Catanha, Pernía o Senna? ¿Éramos menos gilipollas antes que ahora? No, simplemente las idioteces estaban contenidas y no había un algoritmo que las premiara. Los que no estamos enfermos como los zurdos no vemos ninguna diferencia entre Lamine Yamal, Nacho, Nico Williams, Carvajal o Laporte. Son todos iguales, todos españoles, todos dignos de representar a nuestra selección.
El discurso de la izquierda, recordándonos cada dos por tres que Nico Williams y Lamine Yamal tienen un color de piel diferente o que sus padres no son de aquí, es francamente racista. Piden normalidad, pero son los primeros en recalcar estas diferencias. Los verdaderos racistas son los que instrumentalizan a estos chicos como arma política. El color de piel nunca fue el problema, la inmigración ilegal sí. Nunca nos fijamos en el color de la piel hasta que los progres hicieron un problema de ello. En la selección española han jugado Donato, Marcos Senna, Adama Traoré, Catanha, Thiago Alcántara, Diego Costa, Vicente Engonga, Robert Sánchez, Alejandro Balde, Rodrigo Moreno, Ansu Fati e Iñaqui Williams, por citar algunos jugadores de color. ¡Y nunca hubo problema alguno hasta que la izquierda decidió emponzoñar el fútbol con la política!
La selección española de fútbol también es usada y aprovechada políticamente sin pudor ni límite. Madre del amor hermoso, ¡qué coñazo más grande! Cuando Marcos Senna jugaba con España, nadie decía si era de un tipo de color de piel o de otro país, porque nos daba igual. Ahora, la izquierda utiliza a Nico y Lamine para hacer política. Sacad vuestras sucias y corruptas manos de nuestro deporte. Polarizáis y buscáis el conflicto constantemente.
Un ejemplo claro de esta manipulación es el gol de Dani Olmo, blanco y hetero. ¿Podemos decir ya que ningún hombre español, blanco y hetero es un violador ni un maltratador? ¡Jopetas, que ha metido un gol! Así de trastornados suenan los zurdos con sus discursos ideológicos. Con el fútbol femenino hicieron lo mismo, emponzoñando con el machismo, el beso a Jenny Hermoso de Rubiales y consiguieron que toda una hazaña como ganar un mundial pasara a un segundo plano porque a los zurdos les interesaba crear un debate social que no existía. Hicieron que muchísimos españoles acabáramos hartos del fútbol femenino por culpa de los políticos.
Y ahora parece que intentan repetir lo mismo mezclando racismo con el fútbol. Son unos talibanes de separar, dividir y enfrentar a la sociedad. Los verdaderos y únicos culpables de todos los males de España son ellos. La izquierda, en su afán de controlar el discurso y perpetuar su ideología, no duda en utilizar cualquier medio a su alcance, incluso el deporte, para sembrar división y odio. La selección española, que debería ser un símbolo de unidad y orgullo, se convierte en un campo de batalla ideológico por culpa de estos manipuladores.
Es hora de que recuperemos nuestro deporte, nuestra identidad y nuestra unidad como nación. La política no tiene cabida en el fútbol. Los jugadores son nuestros representantes, independientemente de su origen o color de piel, y merecen nuestro respeto y apoyo. No permitamos que los zurdos sigan envenenando nuestra sociedad con sus discursos tóxicos. España merece mucho más que esto.
