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jueves, 9 enero, 2025
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Los niños del PSOE y del PP: La invasión silenciosa que está destruyendo España

La situación actual de España es desoladora. Un país que antaño se enorgullecía de su seguridad, sus calles tranquilas y su vida social vibrante, ha sido convertido en un campo de batalla, en un laboratorio experimental de políticas de inmigración irresponsables y peligrosas, que ponen en riesgo la vida y la seguridad de todos los españoles. Y los principales culpables de esta catástrofe son, sin lugar a dudas, los partidos que hoy controlan el poder: el PSOE y el PP. Estos dos partidos políticos han decidido, en una jugada de cinismo e irresponsabilidad sin precedentes, repartir menores extranjeros no acompañados (MENAs) por toda España y los que entran por nuestras fronteras de forma ilegal, convirtiendo nuestras ciudades y pueblos en focos de delincuencia y violencia, con un efecto llamada brutal.

VOX lo advirtió, pero pocos quisieron escuchar. Desde hace años, Santiago Abascal y su equipo han venido alertando sobre los peligros que estas políticas de inmigración descontrolada traerían a nuestro país. Sin embargo, el PP, en su afán por mantener una fachada de moderación y obedecer a sus amos en Bruselas, ha decidido traicionar a sus votantes y unirse al PSOE en este proyecto de destrucción nacional. El resultado: un aumento exponencial de la delincuencia, con apuñalamientos, robos y asesinatos que se han convertido en la norma en nuestras calles.

No se trata de racismo, se trata de hechos. En ocho años, el número de MENAs inscritos en España ha aumentado un 221,4%, y las regiones más afectadas, como Canarias, han visto cómo sus cifras de menores extranjeros se disparan en un 3.000%. A esto se suman comunidades como Andalucía, Cataluña y la Comunidad Valenciana, que también han sufrido un incremento alarmante en el número de estos menores. El argumento del gobierno para repartir a estos menores entre las comunidades autónomas es el de la «solidaridad», una palabra que han vaciado de su verdadero significado para convertirla en una excusa para su incompetencia y falta de visión.

Pero la realidad es que, lejos de ser una medida solidaria, este reparto es una condena para las comunidades que lo sufren. Los menores extranjeros no acompañados, en su mayoría, llegan a España sin ninguna supervisión, sin referentes familiares y, en muchos casos, con un bagaje de violencia y delincuencia que no tarda en manifestarse en su nueva «casa». Lo que el gobierno y sus cómplices mediáticos tratan de ocultar es que estos menores, lejos de ser simples víctimas, en muchos casos se convierten en victimarios, involucrándose en delitos graves, desde robos y agresiones hasta homicidios.

Los datos están ahí, aunque la izquierda mediática trate de esconderlos. Los sucesos violentos se multiplican, y los responsables, en gran parte, es esta política de puertas abiertas a la inmigración que el PSOE y el PP han decidido implantar para recibir y repartir por todo el país. Solo en el último fin de semana, entre el 16 y el 18 de agosto, se produjeron ocho apuñalamientos (que tengamos conocimiento) en distintas provincias de España, con un saldo de siete heridos y un asesinado. Entre estos hechos, destaca el brutal asesinato del pequeño Mateo, un niño de solo 11 años que fue apuñalado en Mocejón, Toledo. Este crimen ha conmocionado a la población, pero no ha sorprendido a quienes ya veían venir las consecuencias de esta nefasta política de puertas abiertas.

La pregunta que debemos hacernos es: ¿Por qué el PSOE y el PP están empeñados en convertir a España en un infierno de violencia y miedo? ¿Qué ganan estos políticos traicionando a sus propios votantes y poniendo en peligro la vida de nuestros hijos? La respuesta, aunque dolorosa, es clara: buscan cumplir con la agenda globalista dictada desde Bruselas, una agenda que no tiene en cuenta el bienestar de los españoles, sino los intereses de unas élites que ven en la multiculturalidad y la inmigración masiva una forma de diluir las identidades nacionales y destruir los Estados nación.

Pero no solo eso. La actitud del PP en este asunto es particularmente traicionera. Durante la campaña electoral, Alberto Núñez Feijóo y su equipo prometieron mano dura con la inmigración ilegal y seguridad para los españoles. Sin embargo, apenas han pasado unos meses y ya han traicionado esa promesa, pactando con el PSOE el reparto de MENAs y otros 5.000 inmigrantes que el Ejecutivo pretende distribuir por todo el país con la reforma de la Ley de Extranjería. La incoherencia y la cobardía del PP son indignantes. No solo han traicionado a sus votantes, sino que han puesto en peligro la seguridad de todos nosotros, al aceptar esta medida sin importarles las consecuencias.

Mientras tanto, en Cataluña, los líderes independentistas de Junts y Esquerra Republicana se niegan a participar en este reparto, utilizando la situación como una herramienta para presionar al Gobierno central y fortalecer su posición en las negociaciones. Y mientras estos políticos juegan con nuestras vidas y seguridad, las calles de nuestras ciudades se llenan de sangre, y la violencia se convierte en la norma.

VOX, por su parte, decidió actuar con coherencia y valentía. Muchos no entendieron en su momento la decisión. Pero tras la traición del PP aceptando el reparto de la inmigración ilegal por toda España abriendo la puerta a posibles problemas de inseguridad y violencia en nuestras calles, Santiago Abascal rompió los pactos autonómicos con los populares para pasar a la oposición en aquellas comunidades donde gobernaban en coalición. Insisto, esta decisión que en su día no se entendió hoy le da la razón a VOX, una vez más, VOX tenía razón, VOX decidió mantenerse fiel a sus principios y a sus votantes, y VOX acertó. VOX no puede ni quiere ser cómplice de la destrucción de España.

A diferencia del PP, que prefiere traicionar a sus votantes antes que enfrentarse a las presiones del PSOE y Bruselas, VOX está dispuesto a luchar por la seguridad y el bienestar de los españoles, aunque eso signifique renunciar al poder. Porque para VOX, lo más importante no es ocupar sillones en los gobiernos, sino defender a España y a los españoles.

La situación actual es crítica. La inmigración ilegal se ha disparado un 120% en lo que va de año, con más de 22.600 entradas ilegales registradas, la mayoría de ellas a través de las Islas Canarias. Este aumento descontrolado no solo pone en riesgo nuestra seguridad, sino que también sobrecarga nuestros servicios sociales y sanitarios, que ya están al borde del colapso. Y mientras tanto, el gobierno de Pedro Sánchez, con el beneplácito del PP, sigue promoviendo políticas de puertas abiertas, fomentando el efecto llamada y repartiendo inmigrantes ilegales y MENAs por todo el país, sin importarle las consecuencias.

Los casos de violencia se multiplican y cada día se producen nuevos apuñalamientos, robos y asesinatos. Las calles de Madrid o Barcelona se han convertido en escenarios de violencia constante, con enfrentamientos entre bandas, agresiones con armas blancas y asesinatos que se suceden sin cesar. Los responsables de estos actos son, en muchos casos, inmigrantes ilegales y MENAs que el gobierno ha decidido mantener en España, a pesar de los peligros que representan para nuestra sociedad y con el silencio cómplice de los medios de comunicación. 

Ellos, los medios de comunicación callan, regados con grandes sumas de publicidad institucional omiten informar sobre hechos violentos o esconder las nacionalidades de los implicados. El silencio mediático es ensordecedor. Apenas se habla de los crímenes cometidos por estos inmigrantes, y cuando se hace, se minimizan los hechos o se ocultan los detalles más importantes. Es una estrategia deliberada para mantener a la población desinformada y evitar que se genere una reacción en contra de estas políticas nefastas. Porque si un ciudadano español, de forma también deleznable, cometiera un acto contra una mujer o sus hijos, veríamos su imagen en todos los medios y programas especiales en todas las televisiones. Pero la realidad es que cada vez más españoles están despertando y dándose cuenta de lo que realmente está sucediendo en su país.

Es hora de que tomemos conciencia de la gravedad de la situación y exijamos a nuestros políticos que actúen con responsabilidad y valentía. Ellos son los verdaderos culpables de esta situación, ningún español ha votado abrir nuestras fronteras y llenar nuestras calles de violencia y muerte. No podemos seguir permitiendo que el PSOE y el PP destruyan nuestro país con sus políticas de inmigración descontrolada y reparto de MENAs. Necesitamos un cambio radical en la forma de gestionar la inmigración y garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos.

VOX ha demostrado ser el único partido dispuesto a enfrentarse a este problema de manera seria y efectiva. Su propuesta de repatriar a los MENAs a sus países de origen y cerrar los centros que generan inseguridad en nuestras calles es la única solución viable para detener esta espiral de violencia y caos. Además, su compromiso con la seguridad de los españoles y la defensa de nuestra soberanía es inquebrantable.

No podemos permitir que España siga siendo el laboratorio de experimentos fallidos de multiculturalidad y globalismo que promueven el PSOE y el PP. Es hora de recuperar el control de nuestras fronteras, garantizar la seguridad en nuestras calles y proteger el futuro de nuestros hijos. Porque lo que está en juego no es solo nuestra seguridad, sino la supervivencia misma de nuestra nación.

España va como una moto, pero directa al abismo #SoloQuedaVOX

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